Tres contadores y tres abogados de dos estudios propios viajaban en tren a una Conferencia.
En la Estación inicial cada Contador compró un pasaje pero pudieron ver que los tres abogados compraban sólo un pasaje.
-¿Cómo es que todos los tres viajarán sólo con un billete? (preguntó uno de los contadores), esperas y veras, respondió uno de los abogados.
Los contadores se fueron a sus asientos, pero los tres abogados se encerraron juntos en el baño.
Tan pronto como el tren partió, el guarda del tren llegó a recoger los pasajes.
Le tocó a la puerta del cuarto de baño y dijo: -boleto, por favor.
La puerta se abrió solo un poco y una mano entrego el boleto.
El guarda tomo el boleto y luego se alejó.
Luego, al retorno de la Conferencia los contadores decidieron imitar a los abogados en el viaje de regreso y ahorrar viáticos.
Sin embargo, con la creatividad que es peculiar a la profesión de contador público, decidieron mejorar la estrategia desarrollada por los abogados.
Cuando llegaron a la estación, la historia se repitió, es decir, los abogados compraron sólo un boleto.
Para sorpresa, los contadores no compraron ninguno.
-¿Cómo vas a viajar sin pasaje? (Pidió un abogado confundido), espera y veras respondió uno de los contadores.
En el tren los contadores entraron en un cuarto de baño y los abogados en el baño de al lado.
El tren partió.
Poco después, uno de los contadores, llegó a la puerta del baño, golpeó y dijo: -el boleto, por favor! .
