Llamaron a un contribuyente para que vaya a revisar su declaración del Impuesto a las Ganancias.
Cuando entra a la oficina del Organismo de Contralor el inspector le dice:
- Pues mire, no entendemos nada, en principio no tenemos nada contra usted pero según nuestra base de datos usted no puede justificar el aumento importante de su patrimonio en los últimos años, hemos detectado que usted posee varios departamentos y gran cantidad de acciones, por lo que queremos indagar si usted esta ocultando ingresos gravados o bien nosotros estamos cometiendo un error.
- No, que va, señor inspector, lo que ocurre es que todo ese dinero me lo he ganado apostando.
- Que si, que si, que lo he ganado todo apostando. Mire, se lo explicare con un ejemplo. Le apuesto mil pesos a que me muerdo un ojo.
- Pero hombre, eso es imposible !
- Que si, entonces, apuesta ?
- Pues bueno, ganare mil pesos.
- Ya, pero es que hago muchísimas apuestas y... mire, por ejemplo, le apuesto cinco mil pesos a que me muerdo el otro ojo.
Entonces se saca la dentadura postiza, se la lleva hasta el otro ojo y se lo muerde. Y el inspector le paga los cinco mil pesos.
- Pero mire, de todas formas yo no me creo que con estas cosas usted haya podido comprar todo lo que tiene, usted no puede ganar tanto a base de apuestas.
- Bueno, eso si que ya es demasiado, nadie puede tener los testiculos cuadrados, así que le acepto la apuesta.
- Pues toque, toque.
Total, que el inspector se los toca y resulta que son normales y mas bien redondos, así que el contribuyente le paga los veinte mil pesos al inspector.
- Pues ve lo que le digo ? Usted no puede ganar todo ese dinero haciendo apuestas, entre otras cosas porque de vez en cuando tiene que perder.
- Ya, pero es que si se compensa... por ejemplo, ve usted a toda esa gente que se esta descojonando de risa al otro lado de la ventanilla ? Pues me he apostado con ellos cincuenta mil pesos a que no solo me iba a ir bien sino que usted terminaría tocándome los testículos.